Ya que he repasado algunos diminutivos griegos, por no cojear me meto con los latinos. También por encima y en breve.
Menciono un par de los más vetustos, poco evidentes como tales diminutivos. Se admite en general que arbustum "arbusto" lo es de arbor (sin relación alguna con arbutus, en mi opinión). Y bellus "lindo" es un viejo diminutivo de bonus que muestra hasta qué punto la confusión entre bondad y belleza, que por hábito atribuimos a los griegos, es general (en español hemos creado, en exacto paralelo, bonito, que no es, una vez más, sino diminutivo de bueno).
En bellus comparece ya el sufijo -lo-, el más productivo para la expresión diminutiva en latín, con frecuentes alargamientos o combinaciones, en particular -colo- (terminación en -culus) y los muchos -ellus e -illus que, en origen resultado fonético (como en bellus), se han extendido luego como sufijos propios.
Muchos diminutivos latinos han pasado al castellano, ya por la vía oral (esto es, acumulando a lo largo de siglos las pequeñas alteraciones que luego se describen como "leyes de evolución fonética"), ya por la vía letrada, como préstamos tomados directamente del latín (escrito). Tomemos como ejemplo articulus "miembrecillo", que por vía vulgar da en castellano artejo, frente al latinismo artículo, usado en gramática: artejo y artículo son un doblete, esto es, un par de palabras de origen idéntico.
Sabido es que las lenguas romances están llenas de diminutivos latinos; entre otras cosas, por simplicidad para el hablante de latín como lengua extranjera (los diminutivos suelen ser, en cualquier idioma, formas regulares). De ahí que oreja no venga del latín auris sino de auricula "orejita" (francés oreille), ni aguja de acus sino de acucula "agujita" (en cambio el italiano ago continúa acus); hay mil ejemplos.
Pero, además de las voces patrimoniales, la lengua contiene muchos latinismos que son diminutivos, y estos abundan en particular en las jergas científicas: así globus provee el diminutivo glóbulo (globulus, literalmente "globito"), canna da cánula (cannula "cañita"), glans da glándula (glandula "amígdala", pero literalmente "bellotita"), testis da testículo (testiculus, literalmente "testiguillo").
Una exacta descripción exige a veces echar mano a la vez del diminutivo latino y del griego, véase el ejemplo de ocelo (ocellus, diminutivo de oculus "ojo") frente a omatidio (diminutivo de ὄμμα "ojo"): aunque ambos significan, en origen, exactamente lo mismo: "ojito". Y, como hemos mencionado bacterio como diminutivo griego, cumple recordar que tiene un equivalente en latín, ya que bacillum es el diminutivo de baculum "bastón" (todo queda en casa, porque los bacilos, tengo entendido, son una forma de bacterios o bacterias).
Para introducción, mucho me he alargado. Ya me lo temía. Continuaré en otra.
En bellus comparece ya el sufijo -lo-, el más productivo para la expresión diminutiva en latín, con frecuentes alargamientos o combinaciones, en particular -colo- (terminación en -culus) y los muchos -ellus e -illus que, en origen resultado fonético (como en bellus), se han extendido luego como sufijos propios.
Muchos diminutivos latinos han pasado al castellano, ya por la vía oral (esto es, acumulando a lo largo de siglos las pequeñas alteraciones que luego se describen como "leyes de evolución fonética"), ya por la vía letrada, como préstamos tomados directamente del latín (escrito). Tomemos como ejemplo articulus "miembrecillo", que por vía vulgar da en castellano artejo, frente al latinismo artículo, usado en gramática: artejo y artículo son un doblete, esto es, un par de palabras de origen idéntico.
Sabido es que las lenguas romances están llenas de diminutivos latinos; entre otras cosas, por simplicidad para el hablante de latín como lengua extranjera (los diminutivos suelen ser, en cualquier idioma, formas regulares). De ahí que oreja no venga del latín auris sino de auricula "orejita" (francés oreille), ni aguja de acus sino de acucula "agujita" (en cambio el italiano ago continúa acus); hay mil ejemplos.
Pero, además de las voces patrimoniales, la lengua contiene muchos latinismos que son diminutivos, y estos abundan en particular en las jergas científicas: así globus provee el diminutivo glóbulo (globulus, literalmente "globito"), canna da cánula (cannula "cañita"), glans da glándula (glandula "amígdala", pero literalmente "bellotita"), testis da testículo (testiculus, literalmente "testiguillo").
Una exacta descripción exige a veces echar mano a la vez del diminutivo latino y del griego, véase el ejemplo de ocelo (ocellus, diminutivo de oculus "ojo") frente a omatidio (diminutivo de ὄμμα "ojo"): aunque ambos significan, en origen, exactamente lo mismo: "ojito". Y, como hemos mencionado bacterio como diminutivo griego, cumple recordar que tiene un equivalente en latín, ya que bacillum es el diminutivo de baculum "bastón" (todo queda en casa, porque los bacilos, tengo entendido, son una forma de bacterios o bacterias).
Para introducción, mucho me he alargado. Ya me lo temía. Continuaré en otra.
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