martes, 26 de junio de 2018

De lenguas y de pies II

Quedamos en que el griego ἱμαντόπους significaba "pie-cinta" o "patilargo" (menos peyorativo que el correspondiente latino loripes, que suele traducirse "patizambo").  Otros fitónimos acaban con la palabra griega ποῦς /púus/ "pie".  Anoto aquí el género Ornithopus /or-níi-to-puus/, cuyo nombre significa "pie de pájaro" o "pie de gallina", ya que ὄρνιθος /ór-nii-zos/ (suene aquí la Z como en castellano, pues el sonido de nuestra Z equivale más o menos al de la θ griega, transcrita en latín con el dígrafo TH) significa "pájaro" en general (como en ornitología) o, en particular, "gallina".

En la crucífera Coronopus /co-róo-no-puus/ el inicio es engañoso, pues uno pica pensando en el latín corona; pero no hay corona que valga, sino el griego κορώνη /ko-roó-nee/ "corneja", con lo que corónopo significa literalmente "pie de corneja".  Tomo la palabra corónopo del Dioscórides de Font Quer, muy fiable en acentos y transcripciones, aunque aquí coronópode sería más correcto que corónopo.  Cierto que Font alude con esa palabra no a una crucífera sino al Plantago coronopus /plan-táa-go co-róo-no-puus/.  Pero en ambas plantas, la crucífera y el llantén, la palabra coronopus se pronuncia y significa etimológicamente lo mismo.  Por las fotos encuentro cierto parecido en las hojas, y es probable que hayan determinado el nombre.

Otro llantén, el Plantago lagopus /la-góo-puus/ significa "pie de liebre", del griego λαγώς /la-goós/ "liebre".  (Si lagópus es llana --y no lágopus, esdrújula-- la culpa es de la ω /oo/, la ómega, la O larga.)  La misma palabra lagópode (esta sería la buena transcripción) nombra a un pariente del urogallo, el Lagopus mutus, cuyo nombre entre ornitólogos es "lagópodo alpino".

Muchísimos términos biológicos acaban en el griego -pus "pie"; por ejemplo, el pulpo o "cabeza-pie", que eso significa cephalopus (de κεφαλή /ke-fa-leé/ "cabeza"); el "pie-artejo" o arthropus (de ἄρθρον /ár-zron/ "articulación"); el vencejo, o apus (griego ἄπους /á-puus/ "sin pies").  En todas estas voces, los correspondientes acusativos (las formas latinas que, simplificando un poco, darían lugar a la castellana) serían cephalopodem, arthropodem, apodem, y así sería de esperar en castellano cefalópode, artrópode, ápode, y no las hoy corrientes cefalópodo, artrópodo, ápodo.

No pretendo señalar errores, como ya he dicho, sino expresar el punto de vista del latín clásico, que es el que conozco más o menos.  Yo mismo no pido crisántemos en la floristería (tampoco crisantemos, por lo demás) ni llamo artrópodes a los artrópodos, más que nada por no parecer más raro aún.  Ahora bien, en latín se acentúa chrysánthemon y el plural de árthropus es arthrópodes.

Para que lo dicho no parezca locura peculiar del que suscribe, copio de la página 234 del Diccionario de galicismos de Valentín García Yebra:  "Todos los compuestos españoles cuyo segundo elemento es -´-podo, procedente del griego..., deberían terminar, pasando por el latín, en -´-pode.  Pero el único que tiene esa terminación etimológica es trípode.  Los demás: anfípodo, ápodo, artrópodo..., cefalópodo... gasterópodo, hexápodo, isópodo... seudópodo [abrevio la larga lista] tienen -o final procedente de la -e final que tienen en francés estos compuestos".

[Repaso el texto y me doy cuenta de que hablo de la Z castellana pensando sólo en la pronunciación que me es familiar, esto es, la mesetaria, por así decir; discúlpenme canarios, argentinos, sevillanos y demás practicantes del seseo.  La Θ griega suena como mi zeta, y no como la suya, que a algunos, como es sabido, les obliga a cosinar las patatas por no coserlas.]

viernes, 22 de junio de 2018

De lenguas y de pies


En un paseo por las inmediaciones del río Salazar hemos disfrutado de una naturaleza esplendorosa, lujuriante.  Y he visto por vez primera al natural una planta extravagante e inconfundible, que (si no me confundo) es la de la foto, el Himantoglossum hircinum.  Quisiera hacer fotos mejores, pero aun con ésta se puede ver, creo, ese largo apéndice que caracteriza la flor, apéndice que se aleja, contorsionándose, del fuste para rematar en dos piquillos, como una lengua bífida.

El Himantoglossum /i-man-to-glóos-sum/ es también inconfundible (creo) en su nombre, cuyo significado parece evidente: "lengua-correa cabruna".

El griego ἱμάς /himás/ "correa" (genitivo ἱμάντος /himántos/, la H representa aquí una suave aspiración) es palabra ilustre, presente ya en Homero: en la Ilíada designa las correas del carro, o las riendas; más tarde otras cosas, como la traílla de perro, o la correa de la sandalia.  Así, al humillarse Juan el bautista (Marcos 1 7): "No soy digno de desatar el cordón de sus zapatos": dice τὸν ἱμάντα en el tardío griego evangélico, o corrigiam (la G suave) en el latín de Jerónimo (y, por si a alguno le interesa, Gurt en alemán, de donde Gürtel "cinturón", significado que también corresponde al homérico ἱμάς).

El segundo elemento de Himantoglossum es también griego: γλῶσσα /glóos-sa/ "lengua" (con la variante ática γλῶττα /glóot-ta/, de ahí que sean poliglotos o políglotas los dotados de poliglosia).

El nombre específico es latino, se pronuncia /ir-kíi-nus/ (la C siempre suena K) y significa "de macho cabrío" (allá usted si quiere pronunciar la H: le advierto que en Plauto y Quintiliano se lee no hircus sino ircus o irquus, por algo será).  Hircus es el cabrón, cuyo olor era proverbialmente fétido entre los romanos, como en el gracioso hexámetro de Horacio, "Rufinito huele a colonia, a cabro Gargonio":

                    pastillos Rufillus olet, Gargonius hircum.

¿Qué sentido tiene el hircinus de nuestra planta?  No me atrevo a decir que huela ella mal, pues aún no me acostumbro a olfatear las plantas (como hacen los floristas competentes).  ¿O es aquí el específico una muestra de desprecio, como cuando se dice de una hierba que es "de burro", "de perro" o "de zorra"?  No lo sé.

Veo que el ave llamada cigüeñuela tiene como nombre científico Himantopus himantopus, que viene a significar "pie de cinta".  Esa terminación -opus (sobre todo si acentuamos la O) parece el latín opus "obra" (con vocales breves), pero no, no tiene nada que ver con el opus BWV 853 ni con el Opus Dei.  El segundo elemento de himantopus, que tiene la U larga, es el griego ποῦς /púus/ "pie" (genitivo ποδός /podós/); y como la O de la sílaba -to- es breve, la palabra, en su correcta pronunciación latina, es esdrújula: /i-mán-to-puus/.

Dejo más pies para otro día.

[P.S.  Pocos días después de publicar esta entrada recibo la amable comunicación del competente florista en quien casualmente pensaba al hablar de olfateos; de su competencia en mi pobre medida doy fe, el lector la dará de su buen humor:  "Himantoglossum hircinum, cuando está en plena floración, hiede a macho cabrío talmente como si lo tuvieras encima sodomizándote.  Algún díptero debe encontrar sumamente atractivo dicho hedor".]

jueves, 14 de junio de 2018

Garzas, grullas y cigüeñas

La primera leche en polvo para bebés producida en España comenzó a venderla Nestlé en 1944 con el nombre de Pelargón.  Me he enterado por la red, buscando el origen de esa denominación: ¿es porque las cigüeñas traen a los niños ("según una tradición germánica"), o porque aquél contiene  ciertos ingredientes que hacen prosperar a los cigoñinos?  No sé cuál es la explicación buena, pero todos coinciden en que viene del griego πελαργός /pelargós/ "cigüeña" (ciconia en latín).

A mí creo que no me lo dieron, pero mil veces oí el nombre de ese producto, hablando de un nene rollizo: "parece criado con pelargón".  Y, naturalmente, ese nombre recuerda el de un género botánico, el Pelargonium.  Pelargonios son las flores que solemos llamar "geranios".  ¿Y qué tienen que ver los geranios con las cigüeñas?  Pues una semejanza formal: los frutos del pelargonio recuerdan al pico de esas aves.

Dicen que el pelargonio, el geranio de tiesto, proviene de Sudáfrica, y que el primero en Europa se plantó en el jardín botánico de Leiden hacia 1600.  El holandés Johann Burman (amigo de Lineo) lo bautizó Pelargonium en 1738, sin duda pensando en las cigüeñas.  Lineo lo incluía en el género Geranium, pero hacia 1789, mientras sus conciudadanos separaban los tres poderes del Estado, Charles l'Héritier separaba de Geranium a Pelargonium y Erodium.

Dejando los geranios en su maceta, vayamos a los silvestres y autóctonos.  Geranium es la latinización del griego γεράνιον /ge-rá-ni-on/ (la G, en latín como en griego, pronúnciese siempre suave, como en gato).  Ya para Dioscórides γεράνιον es una planta.  En Plinio 26 108 leemos:  Geranion... similis est cicutae, minutioribus foliis et caule brevior, rotunda, saporis et odoris iucundi  "El geranio es parecido a la cicuta, de hojas más chicas y más corto de tallo, redondo, de sabor y aroma agradable".  Mi edición de Plinio dice que es el Erodium moschatum.

Plinio describe algunas variedades del geranion (él no latiniza la palabra, sin duda aún la considera voz griega), de hojas más claras, o más pilosos; pero aquí me interesa el final, donde afirma: in cacuminibus capitula sunt gruum "en las sumidades hay cabezuelas de grullas".  Antes cigüeñas, ahora grullas.  ¿A qué se refiere Plinio?  Naturalmente, a los frutillos, con aspecto de picos de grulla.  Supongo que nadie se sorprenderá al saber que grulla en griego se dice γέρανος /gé-ra-nos/.

He visto que algún diccionario da "pico de grulla" como significado primario de γεράνιον.  Disiento. El significado original de vainilla no es "especia", sino "pequeña vaina".  Γεράνιον es el diminutivo de γέρανος y por tanto su significado primario es "grullita" y no "pico de grulla".

Nos faltan las garzas.  ¿Adivina la lectora cómo se dice "garza" en griego?  Pues ἐρῳδιός /e-roo-di-ós/, voz usada por los griegos de hace dos mil años, y aun de ahora, para la garza.  He aquí reunidos, no en su condición de zancudas sino de picudas, los tres géneros: Geranium, Pelargonium y Erodium.

He buscado en la red datos sobre Charles l'Héritier, y he quedado impresionado al saber que escribió un tratado de Geraniologia (París, 1792).  Caramba.  L'Héritier, el primer geraniólogo (y el último, quizá).  Era magistrado y botánico aficionado.  Muy aficionado.  En plena calle, un sicario anónimo le impidió a puñaladas llegar a su casa y al siglo XIX.  Pobre.  Yo apostaría que, como magistrado de la Ilustración, él sabía suficiente latín y griego como para entender lo monstruoso del nombre que dio al Erodium ciconium, algo así como el "garzo cigüeño".

En fin, dedico esta entrada a mi querida MLP, que cumple añitos justo hoy 14 de junio.



miércoles, 6 de junio de 2018

Quercus y Aquilegia


Uno de los objetivos de este cuaderno es responder, o intentarlo, a preguntas frecuentes: ¿qué significa tal o cual palabra?; ¿cómo se pronuncia tal o cual género?  Por si hace falta, lo digo ahora: me agradará saber que esta página es útil a alguien, y en particular responder a quien tenga la amabilidad de formular sus cuestiones aquí, a través de los comentarios.  Comentarios en los que las críticas y correcciones serán bien recibidas.

Quercus es el nombre genérico de los robles, y de otras cosas (por ejemplo, una revista de naturaleza).  Se hable del árbol o del periódico, yo creo que empatan en número, más o menos, los que pronuncian /kérkus/ y los que pronuncian /kuérkus/, haciendo sonar la U.  ¿Cuál de las pronunciaciones es la correcta?  He aquí una duda oída no pocas veces.

Desde el punto de vista del latín clásico, es más correcta la segunda pronunciación.  En el dígrafo QU, la U se pronuncia siempre, en la lengua de Horacio.  Mil pruebas tenemos de ello.  Por ejemplo, la evolución del idioma.  Si la U no se hubiese pronunciado en aqua o en quando quizá hoy al agua la llamaríamos aga y al cuándo cando.  Tenemos también acueductos y delincuentes.  En esas palabras hubo una QU en latín.  Cierto que la U de la QU no era exactamente una U, pero aquí no interesan los detalles, basta la idea general: esa U (sea lo que fuere) se pronuncia.  Así que a los latinistas nos suena bien /kuérkus/ (o /kwér-kus/) mientras que /kérkus/ suena algo menos bien.

Claro que, en latín botánico, la QU no siempre viene de voces clásicas.  Por ejemplo, ¿ha de sonar la U en los géneros dedicados a Font Quer, como el Thymus fontqueri o la Arenaria fontqueri?  Parece que no, ya que la U no suena en el apellido del ilustre botánico (ni en el nombre del pueblo alcarreño que, supongo, es su origen).  Aquí tenemos un caso similar al de la Deschampsia, comentado en alguna entrada anterior: ¿pronunciar según el idioma original, o a la latina?  Yo di entonces mi particular opinión: no meterse en dibujos y pronunciar todo con un mismo criterio, esto es, a la latina.  Siguiéndolo, pues, yo pronuncio /des-kám-psi-a/ y /font-kué-ri/.

A propósito de QU y de aqua, quizá sea útil aludir aquí a la pronunciación de dos géneros que se parecen algo, la Achillea y la Aquilegia.  La Achillea /a-kil-lé-a/ es la planta dedicada a Aquiles, Achilles escrito en latín (y pronunciado más o menos igual que en castellano).  En cambio, la Aquilegia /a-kui-lé-gi-a/ (pronúnciese la G suave como en "guinda") es la flor de los cangilones, de los pocillos para recoger (légere, en latín) agua (aqua).  Así pues, igual que en agua y en acueducto, en Aquilegia debe sonar la U.


sábado, 2 de junio de 2018

Más de gladíolos, clipéolas y rodíolas

Acabaré provisionalmente con este asunto de los folíolos, las vacúolas y las rubéolas, que me resulta muy entretenido, añadiendo algunos géneros botánicos que creo que también son diminutivos.

Del género Clypeola /cly-pé-o-la/ estoy casi seguro.  Un clipeus /clí-pe-us/ es un "escudo" en latín, de modo que clipeolum /cli-pé-o-lum/ es un "escudillo" (clipeolum es la palabra que no encontré documentada como término botánico, y arrastró mi confusión con gladiolus).  Como lo más llamativo de Clypeola jonthlaspi son esos frutillos redondos semejantes a pequeños escudos, supongo que en ellos pensaba quien bautizó clipeola (literalmente "escudetes", en plural) a esa crucífera.  El clipeus o clupeus era un escudo redondo, como la parma y los frutillos de la Clypeola.

Como suele ocurrir, aparece en Clypeola una Y no justificada, pues el término es puramente latino.  El "escudo" también aparece en algunos nombres específicos de plantas más o menos afines, como el Alyssum clypeatum o Fibigia clypeata, cuyos frutos, por lo que veo, también podrían recordar escudos.  (Y el pato cuchara es Anas clypeata: "pato con escudo").

Otro diminutivo (del que estoy menos seguro) es Pyrola /pý-ro-la/.  ¿Tenemos ahí el diminutivo de pirus "peral" escrito, como a menudo en botánica, con una Y?  Es lo más probable, porque veo que se da como nombre común de esta hierba el de "peralillo".

Con menor seguridad diría yo que Rhodiola /ro-dí-o-la/ es el diminutivo de rhodon, latinización de la palabra griega "rosa" (que da nombre a la isla de Rodas y a nuestra población de la Costa Brava).  Con Rhodiola me parece que se estaba pensando más en el color rosado que en la flor, según los sinónimos: Sedum rhodiola, Sedum roseum.  De ser así, al final resulta una cierta redundancia, pues Rhodiola rosea significaría "rosita rosada".

Por último, ¿es Salsola /sál-so-la/ un diminutivo?  Todo indica que sí, pues salsus es el adjetivo latino "salado".  (La palabra "salsa" significó en español "salina", antes de significar --hacia el siglo XV, según Corominas-- "aderezo líquido".)  Salsola significaría, pues, "saladita"; un nombre adecuado para hierbas aficionadas a los salares.

Termino con una mera hipótesis, que no he visto confirmada por ninguna autoridad.  Generalmente se admite que el nombre latino de la violeta, Viola /ví-o-la/, está emparentado con su equivalente griego, ἴον /í-on/.  Ahora bien, en latín viola tiene todo el aspecto de un diminutivo, y es algo que parece corresponder muy bien con esa delicada, humilde flor (humilde en su acepción prístina: "próxima al suelo"), para la que también en castellano (y en otros idiomas) utilizamos un diminutivo: violeta.