lunes, 6 de mayo de 2024

De la vid y sus pámpanos

En busca de zarcillos di con la vid.  ¡La vid, gloria del Mediterráneo!  Ganas me dan de echarme al ruedo lírico e improvisar los gozos de la uva.  Aprovecharía, claro está, para poner verdes a los boreales y sus taciturnas pítimas de cervezas y orujos de ciruela.  Pero tate: debo contenerme y mantener el severo tono ensayístico de estas sobrias cuartillas.  En fin, nunca me había interesado por la palabra vid; o quizá sí, y lo he olvidado, que es lo más probable.  La cosa, en cualquier caso, tiene su gracia, y voy a escribirla aquí.

La vid en latín se nombra vitis, y esa voz se conserva en el binomio lineano, enteramente romano: Vitis vinifera: "la vid que contiene vino".  Lo primero que llama la atención es el parecido entre vitis "vid" y vinum "vino": esto, junto con la consabida relación material entre ambos, invita a pensar que son palabras emparentadas (ambas llevan vi- con I larga).  Pues no.  Lo primero que nos dicen los que saben es que no hay parentesco entre ambas palabras.  Aceptémoslo con resignación etílica.

El latín vitis parece que en origen no designó la vid (nos lo cuenta el venerable Dictionnaire étymologique de Ernout-Meillet), sino cualquier planta que trepe con zarcillos, y los zarcillos mismos.  El sentido de "viña", pues, es secundario, consecuencia de una restricción del significado original.  Eso explica no sólo que viticula valga "zarcillo", sino también la existencia de tantas vites con adjetivo, para designar diversas plantas, que el propio Meillet enumera: vitis alba "vid blanca", vitis nigra "vid negra", vitis canis "vid de perro", vitis silvatica "vid de bosque", vitis vineae "vid de viña".  El problema es saber a qué plantas remiten esas vides.

El mismo diccionario dice que la vitis alba es la "bryone" o la "aristoloche".  Por la primera entiendo la Bryonia dioica, aquí llamada tuca, túcal o nueza.  ¿La segunda cuál será?  Por mi pueblo tenemos la Aristolochia paucinervis y la A pistolochia, pero ¿pensaban en ellas los sabios franceses, o en cuál otra?  En cualquier caso, la Clematis vitalba se ha apropiado, en la nomenclatura lineana, del concepto de "vid blanca".

La vitis nigra es definida como "bryone noire", planta que desconocen mis diccionarios; la red me dice que se trata de la Bryonia alba, pero yo me pregunto si no se tratará más bien del Tamus communis, habida cuenta de que, entre otros sinónimos de esta trepadora, Font Quer proporciona en su Dioscórides renovado "nueza negra" y "vid negra".

Para la vitis canis tengo poca luz, pues esta "parra de perro" es interpretada como "saxifrague".  Peor aún me va con la vitis silvatica, para cuya identificación no se ofrece propuesta ninguna.  En cuanto a la vitis vineae se da como sinónimo ἀμπελοκλημία, palabra que juraría leo por primera vez; una breve búsqueda en la red me conduce a un glosario del siglo X donde parece que todo se explica: ampeloclemia: vitis vineae.  Quod erat demonstrandum.  Considerando que κλμα /klée-ma/ significa "zarcillo", y κληματς lo mismo (además de Clematis vitalba), puede que ἀμπελοκλημία quiera decir "zarcillo de vid" (μπελος /ám-pe-los/ es "vid", en griego).

Vitis es un sustantivo derivado del verbo latino viere: este significa "curvar", y por ende "trenzar", "entretejer", en especial con varetas de mimbre.  ¿Y cómo se llama en latín el mimbre?  Pues vimen.  (La palabra mimbre deriva de la forma vulgar *viminem).  Ahí lo tiene usted: de la misma raíz que vitis.

No me diga que no le suena la palabra vimen.  ¿No ha oído hablar del Salix viminalis, esto es, el "sauce mimbrero"?  El mimbre debía de crecer en abundancia en una colina de Roma, llamada por ello collis Viminalis.  También vimen nombró en un principio cualquier materia vegetal trenzable, y con el tiempo restringió su significado a "mimbre".  Los artesanos viebant (trenzaban) vimina (mimbres) del mismo modo que la vitis (la trepadora en general, o la vid en particular) se entreteje, por medio de sus viticulae (los zarcillos), con los árboles en que se apoya.  "Trenzable" es en latín vítilis, y los cestos y demás objetos de mimbre se llamaron en Roma vitilia.  Todo encaja y se trenza admirablemente.

Y ya que hemos entrado en contacto con la vid griega (μπελος /ám-pe-los/), añadamos aquí la etimología de esa llamada "parra virgen" (virgen supongo que debido a que no da fruto... aprovechable) que la botánica nombra Ampelopsis tricuspidata: el nombre genérico alude al "aspecto de parra" (el segundo miembro es la ya conocida opsis), y el específico describe las tres puntas o cuspides de la hoja de esta parra.

En cuanto al Allium ampeloprasum, ya al puerro silvestre se lo llamaba en griego πράσον /prá-son/ y ἀμπελπρασον /ám-pe-ló-pra-son/ (que viene a significar "puerro de viña").  Como la alfa de ese πράσον es breve, la acentuación de la voz latina es esdrújula, como en griego: Ál-li-um am-pe-ló-pra-sum.

En fin, no lo olvidemos: viña nada tiene que ver con vid, por más que se parezcan.  Viña viene de vinea "vinaria", que, al igual que vindemia "vendimia", es un derivado de vinum (vindemia viene a significar "cosecha de vino").  Se parecen a vitis, pero no son del mismo tronco.  Resignación, hermana.  ¡Un buen trago, y pasará este amargo trago!

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