Y pasamos al griego. Comienzo por la voz ἀσπίς /as-pís/ "escudo" (acusativo ἀσπίδα): en Homero nombraba sobre todo el escudo redondo, pero su significación tendió a ampliarse hacia la idea general de escudo. La palabra griega, castellanizada en áspide, entra en el diccionario de botánica de Font Quer descrita como "intumescencia escutiforme subexínica" (desopilante definición: oigo reír a mi padre con una de sus citas preferidas: "pi menus erre, ¿te enteras?"). Precede, en el mismo diccionario, la voz aspidado, que significa, claro es, "provisto de áspides".
A todas luces, el género Aspidistra contiene ἀσπίς, aunque el segundo formante parece harto oscuro. Por suerte, la wiki inglesa s.v., lo explica: para nombrar a este vegetal, que tan a menudo amuebla interiores, John Ker Gawler, en 1822, combinó la palabra griega con el nombre del género próximo Tupistra, descrito por él mismo unos años antes.
Aspidistraceae según el diccionario de Font Quer es sinónimo de Liliaceae. Me ha sorprendido. Busco en internet y salta la voz Asparagaceae, con luengo catálogo de sinónimos. Antes de sufrir un derrame, abandono la cuestión, que me supera. Ahora las aspidistras oscilan, al parecer, movidas por el viento de la onomástica científica, entre Ruscaceae y Asparagaceae. Allá se las compongan.
Abandono un momento el terreno de la botánica para anotar otro motivo de sorpresa en esta breve investigación (la ignorancia, en el fondo, es una suerte). Resulta que la voz áspid, que nunca pensé aludiera una especie concreta, no sólo designa específicamente, a juicio de la wiki, a la cobra de Egipto o Naja haje; es que además lo hacía ya en griego, pues la misma voz ἀσπίς "escudo" designa al áspid y al arma defensiva. Así que áspide y áspid tienen el mismo étimo; he aquí un doblete inesperado. La culebra (lo señala Bailly) se nombra escudo por metáfora formal: por cómo el animal, amenazante, despliega el cuello.
La infantería ligera usaba un pequeño escudo redondo llamado πέλτη /pél-tee/: de ahí viene llamar peltastas a esos soldados. La voz griega, castellanizada en pelta, designa cierto apotecio plano de los líquenes. Y provee el adjetivo peltado que describe específicamente la hoja de limbo circular con centro en la inserción del pecíolo, exactamente como la del Tropaeolum majus.
Encuentro que estas páginas contienen ya en imagen una hoja de Tropaeolum, pero nunca me he ocupado del nombre genérico, pese a ser uno de esos diminutivos que tanto me gustan. En efecto, como señala la wiki, Tropaeolum es el diminutivo de la voz griega τροπαῖον /tro-pái-on/ "trofeo". Trofeo, en origen, es el montón de escudos, cascos y armas de la hueste derrotada, erigido por el vencedor para festejo y memoria de su éxito. En τροπαῖον tenemos un derivado del verbo τρέπω /tré-poo/, uno de cuyos sentidos es "poner en fuga": como las palabras muestran, bien sabía el antiguo griego (más ducho en combates que el moderno) que la victoria radicaba en desordenar las filas enemigas y ponerlas en fuga.
Ya entrados en batalla, "trofeo" en latín clásico es tropaeum /tro-páe-um/, un viejo préstamo del griego (la αι se transcribe AE). Eso daría en castellano tropeo, y si decimos trofeo se debe a que en algún momento les dio a los finolis por pronunciar aspirada esa P: trophaeum se documenta en época tardía. Veo en la wikipedia que Trophaeum y el despectivo Trophaeastrum han sido sinónimos del lineano Tropaeolum. Parece que las hojas y flores de la capuchina recordaron a los pacíficos herboristas bélico amontonamiento de cascos y escudos.
Si usted quiere sonar clásico, pronuncie /tro-páe-o-lum/: ya sé que AE no es en castellano diptongo; si le cuesta mucho diga /tro-pé-o-lum/. Pero, por favor, no acentúe en la O, que es breve y no se ha metido con nadie. Eso, insisto, si quiere usted sonar clásico.
Vuelvo a la πέλτη. En el diccionario de Font Quer se encuentran voces botánicas derivadas: peltatífido, peltiforme, peltigeráceas, peltinerve, peltinervio. Y dentro de peltigeráceas, claro está, se menciona el género Peltigera (/pel-tí-ge-ra/, porque la E es breve), líquenes cuyo nombre significa "portaescudos" (del verbo gero, gérere "llevar").
No he encontrado en botánica restos de ὅπλον /hó-plon/ (el escudo del hoplita), aunque adorna los nombres científicos de unos cuantos animales, coleantes o extintos, por ejemplo el Hoplopteryx, definido por Agassiz en 1839.
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