domingo, 2 de marzo de 2025

Otra de cálamos y calamillos

 Luego de escribir, calamo currente, sobre cálamos, calamares y calamidades, me ha sobrevenido, en parte por azar y en parte por necesidad, una avalancha de información sobre calamus, y encuentro conveniente empezar nueva página, no para ser exhaustivo (que no me preocupa) sino por ordenar un tanto las novedades sobrevenidas y dar de paso la vara a mis lectores.

Compruebo una vez más cómo, apenas se presta atención a un objeto, uno se lo encuentra por todas partes.  Yo lo llamo "efecto eleagnus", pues por primera vez percibí con claridad este notable fenómeno al identificar como Elaeagnus angustifolia un arbustillo que gratamente me tocaba las narices: comencé entonces a topar con eleagnos en mi camino, muchos más de cuantos yo sospechara haber en el mundo.  (Otros lo llaman de otra manera, no recuerdo cuál, pero llámese comoquiera, el efecto aquel prueba que sólo vemos prestando atención, y que, ay, en general vamos cegatos para buena parte de nuestro entorno.)


En primer lugar, de la voz κλαμος pasé por alto su interés en la literatura botánica antigua.  Ya en los botánicos griegos κλαμος designa a varias plantas precisamente identificables, o al menos identificadas por nuestros filólogos, entre sí separadas con determinaciones varias.

Por ejemplo, la Bambusa arundinacea, según Amigues, tiene en Teofrasto el nombre de "cálamo de India" (ἰνδικός /in-di-kós/); el Acorus calamus ya recibía el nombre de "cálamo bien oliente" en Teofrasto; al Phragmites australis se alude como el "cálamo de cañizos" (πλοκιμός /plo-ki-mós/ "trenzable").

La Arundo donax, por su parte, recibía entre otros el nombre de "cálamo de flautas" (αλητικός /au-lee-ti-kós/) y "cálamo de Laconia"; y la Arundo plinii (que hace poco nos mostraba Manolo en una localidad cercana a Zaragoza) el de "cálamo de Creta".

En cuanto al "cálamo de envolver" (ελετας /ei-le-tí-as/) es identificado como la Ammophila arenaria ssp arundinacea.



En segundo lugar, de la terminología lineana se me había escapado una serie de binomios derivados de la voz κλαμος, y aplicados a la familia de los bambúes, cañas orientales ya conocidas por los griegos con ese nombre, por lo que nada tiene de extraño recurrir a κλαμος para bautizar a esas gigantescas poáceas.  El tamaño arbóreo explica la creación del género Dendrocalamus, donde "caña" se combina con "árbol" (δνδρον /dén-dron/).  Ese género tuvo otros nombres, entre los que interesan aquí Sinocalamus ("caña china") y Neosinocalamus ("nueva caña china").

Por cierto que la Bambusa bambos, antes de este nombre, recibió entre otros el de Arundarbor, ahora en desuso si no me equivoco, y que, como Dendrocalamus, reúne "caña" y "árbol", pero en latín (la caña latina es arundo o harundo).  Así que Dendrocalamus viene a ser arbolcaña, y Arundarbor cañárbol.

De paso recordaré que tanto Bambusa como bambos (junto con nuestra voz bambú y sus paralelos en las distintas lenguas europeas) provienen, al parecer, de la denominación malaya del bambú.  Por su origen, pues, bambú emparienta con gutapercha, orangután y pangolín, voces llegadas a nuestras tierras desde la península de Malaca.



En tercer y postrero lugar, quiero añadir aquí, por la curiosidad o el interés que puedan despertar, una porción de palabras castellanas provenientes, según acabo de enterarme, de calamus o κλαμος.

Para empezar, cómo no, un diminutivo de calamus, esto es, calamulus "cañita".  Resulta que calamulus es el étimo, reconocido por Corominas, de nuestra palabra carámbano, evolución bien admisible fonéticamente, y semánticamente verosímil por la costumbre infantil de chupar los carámbanos (llamados por ello también chupones) como se chupa la flauta o la caña.

Tenemos a continuación el diminutivo del diminutivo, esto es, calamellus (como bacillus frente a baculus o pedicellus frente a pediculus), más fértil aún en resultados, ya en el campo musical, ya en el gastronómico.  Pues calamellus, por vía del portugués, no hace falta entrar en detalles, da caramelo; y de aquí pasa al francés caramel, al italiano caramella y demás idiomas; hablando de chupones, bien clara está la evolución semántica.

Y en lo musical calamellus "cañitita" nos regala la voz caramillo, algo desusada hoy, pero muy viva aún entre los pastores de la Mancha en tiempos de Alonso Quijano.  Y de Francia aún nos viene otro resultado musical; chalumeau.  Y más: calamellus influye en la palabra francesa de donde sale nuestra chirimía.

Buena cosecha, para κλαμος.  Pero ya vale; nos vamos con la música a otra parte.