domingo, 26 de agosto de 2018

Alchemilla II

Dice P.A. que ha oído decir Alchemílla tanto como Alchémilla.  No me extraña.  Acémila invita a Alchémilla, por el parecido; a los hablantes nos basta cualquier excusa para dar un viaje al acento de las palabras.  Yo en estas páginas me limito a decir cómo va ese acento desde el punto de vista del latín clásico.  Desde ese punto de vista es mejor /al-ke-míl-la/.

Si tuviéramos que corregir las acentuaciones equivocadas (de acuerdo con el criterio arriba dicho, o con cualquier otro) no pararíamos; nos aburriríamos hasta de corregirnos a nosotros mismos, pues tenemos asentadísimas muchas acentuaciones aberrantes, aun de nombres grecorromanos y entre profesionales de lo antiguo.  ¿Acaso a Aristides no lo llaman Arístides incluso en la BCG, cuando en su griego nativo se llamó ᾿Αριστείδης y en latín se acentúa igual?  Por no hablar de Luculo, Lucullus en latín (véase lo dicho en la página anterior), a quien los más rebautizan Lúculo quizá por rehuir ese consonante que tanto hizo sufrir en el cole a mi compañero Pablito Angulo.

Ahora vete tú a decir que teléfono está mal, que debía ser telefono; o que es falso el acento de atmósfera, que el fetén es atmosfera.  Al que eso dijera lo miraríamos mal, claro está: y seguiríamos diciendo (con total inconsecuencia) teléfono e interfono, atmósfera y biosfera.

En cuanto al origen y significado de la palabra Alchemilla, inútil fatigar diccionarios de lenguas antiguas: falta en todos.  La palabra, por lo visto, es medieval, y en el pobre latín del medievo debió de tener no pocas variantes: alchimilla, alchemilla, archemilla, achimilla y algunas otras que ya parecen de broma: atontilla, ercantilla, artincilla...

Saco estos datos de la red y de Flora Ibérica, único lugar donde he encontrado alguna noticia sobre la etimología de esta planta.  Con toda reserva, Flora Ibérica aventura que la palabra sea hermana de alquimia "piedra filosofal", por tener la planta no sé qué virtudes entre las retortas...  Si esto fuera cierto, alchemilla provendría de Jem (o Khem, como escriben los franceses imitando la CH latina), el nombre con que los antiguos egipcios conocían a su país.  (En efecto, Egipto, o Aegyptus o Αἴγυπτος, no es el nombre original, sino el que le daban los griegos.)  Y de Jem, el nombre al parecer original y autóctono, dicen que viene química, o sea el arte egipcia...

Para colmo de desazón, Flora ibérica da otra etimología posible: ¿será alchemilla una deformación del latín tardío argentilla, que designó quizás a la Potentilla anserina?  Es posible, dicen, pues hay varias alquemilas de hoja plateada...  Ahora, que, para deformación, es mucha deformación.  Vamos, me parece a mí.

En suma, que Alchemilla viene de no se sabe dónde.

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