Así pues, al igual que Mantisalca a partir de Salmantica, otros géneros se han creado por anagrama de un topónimo. Por ejemplo, a partir de Bolivia se creó el género Lobivia para una bonita cactácea boliviana y de países próximos. Y con la metátesis de un par de consonantes de Jamaica nació el género Jacaima, para una trepadora tropical de la familia apocinácea (aunque ahora parece haber recuperado su nombre primero de Matelea).
El procedimiento ha tenido también éxito notable a partir de nombres genéricos preexistentes. De Alchemilla bastó cambiar el orden de las dos primeras letras para nombrar a la Lachemilla angustata, rosácea endémica de la república del Ecuador. A la compuesta que Lineo bautizó Gnaphalium luteo-album la rebautizó Tzvelev, anagramando el género, como Laphangium luteoalbum. En el fondo es el mismo principio comparativo de la nomenclatura prelineana, donde se venía a decir: "tal planta es como tal otra con las hojas de una tercera", o cosa parecida.
En general, si no me equivoco, el género nombrado por anagrama es afín al originario, o al menos pertenece a la misma familia botánica. Así, Arabis ha dado Sibara, otra crucífera; el arbusto Ardisia se mudó en Sadiria, primulácea ahora, antes mirsinácea (o mirrinácea) estadounidense; la verbenácea Bouchea por trastrueque de letras dio a luz la también verbenácea Ubochea (según la red, ahora llamada Stachytarpheta); de la rosácea Cydonia salió la Docynia, otra rosácea; el género Vaselia (creo que no aceptado ahora, según la wiki) nació como anagrama de la Elvasia, y ambos pertenecen a las ocnáceas. De los géneros cuya familia me consta, el de origen y el anagrama son hermanitos de sangre.
¿Predomina alguna familia en los anagramas? No me consta. Mi impresión es que se reparten las familias con ecuanimidad. Si parece predominar alguna (por ejemplo, las asteráceas) es por ser ella misma familia numerosa. Véase, si no. Gramíneas, Elymus da Leymus, así como Aristida da Sartidia. Acantáceas, Goldfussia se transformó en Diflugossia. Cactáceas: Hatiora es el anagrama de Hariota. Saxifragáceas: Mitella proveyó las letras de Tellima. Labiadas: Monardella el origen, el término Madronella. Celastráceas: la Myginda fue mudada en Gyminda. Leguminosas: de la Tephrosia salió la Ophrestia. Bignoniáceas: Pandorea fue convertida en Podranea. Ocnáceas: la Sauvagesia dio lugar a la Vausagesia. Asclepiadáceas: he aquí la Zacateza, obtenida por anagrama de Tacazzea.
Habrá observado el lector atento que gran parte de los géneros formados por anagrama son tropicales o exóticos, esto es, endémicos de la periferia de Europa: pues ésta, al parecer, se ha quedado, para su flora, con los nombres clásicos de la botánica grecorromana, aplicándolos no siempre con propiedad, sino a menudo embutiéndolos velis nolis en especies ajenas. Nada que no fuera de esperar.
No debe de ser infrecuente que un solo nombre genérico haya dado lugar a más de un anagrama, al menos tengo en mis papeles varios ejemplos de ellos. Allium, por ejemplo, el modesto, el plebeyo ajo, se ha reordenado dos veces, en Milula y en Muilla (este último, formado por simple inversión, es un pariente del espárrago, en contradicción con lo dicho arriba). La hipericácea Ascyron ha engendrado la Norysca y la Roscyna. Y la compuesta Liatris se ha desdoblado en Litrisa y Trilisa.
Pero el campeón de la diversificación anagramática es sin duda, por lo que yo sé, la ya mentada Filago: ésta la vemos desdoblada, por reordenación de las letras, en cinco géneros distintos: Gifola, Ifloga, Lifago, Logfia y Ofliga. Asterácea tenía que ser. He tomado esta información (y muchas otras de esta página) del Botanical latin de William T. Stearn.
Ya comprendo que el asunto sólo queda esbozado, y habrá que añadir y clasificar muchos fenómenos más (alguno ya mencionado aquí, como la síntesis entre ἀσπίς y Tupistra que dio lugar al género Aspidistra) bajo el epígrafe genérico de neologismos botánicos por anagrama o combinación. Pero habrá que esperar la inspiración, la paciencia o las ganas... Ganas de letras, al menos, si de ciencia no.