jueves, 23 de enero de 2020

Griego en latín IV

En cuanto a vocales, la transcripción de las griegas al latín no presenta gran dificultad, en general, si exceptuamos que la escritura latina no distingue vocales largas y breves (lo que sí hace la griega, al menos en los timbres O y E).  La única vocal griega para la que faltaba letra en latín es la ípsilon o Y griega, que los romanos añadieron al final del alfabeto, junto con la Z, como ya quedó dicho.

La ípsilon (υ; en mayúscula Υ) tiene ciertas incomodidades.  Sobre todo ésta: suena como la U francesa o la Ü alemana siempre que vaya aislada; en cambio, en diptongo con otra vocal suena igual que la U castellana corriente y moliente.  Por esa razón υ se transcribe Y únicamente cuando está aislada.  De ahí que se escriba Hypochoeris o Lycoperdum (la Y aislada), pero Anchusa (ἄγχουσα) o Leucanthemum (λευκάνθεμον), donde la υ va unida a la O o la E.

Hay en latín usos abusivos de la Y.  El latín botánico, por ejemplo, usa Y en pyrus o sylvestris, voces que nada tienen que ver con el griego (la escritura clásica es pirus para "peral", silvestris para "boscoso").  Pero quitando unos pocos casos, en la Y de un texto latino reconoceremos la υ griega.  A propósito recuerdo un error muy frecuente, que implica confusión entre ípsilon y iota: más de una vez he oído que la palabra hipopótamo viene del griego ὑπό /hy-pó/ "debajo" y ποταμός /po-ta-mós/ "río".  La cosa parece lógica: ¿no viven los hipopótamos bajo aguas fluviales?  Sólo que el nombre de este animal no es en latín *hypopotamus (como sería si viniera de la preposición ὑπό "debajo") sino hippopotamus, con iota y P geminada, porque viene de de ἵππος /híp-pos/ "caballo" (ἱπποποταμός y su sinónimo ἵππος ποτάμιος significan, en efecto, "caballo de río").

Recuérdese, pues: va mucha diferencia de hypo- "debajo" a hippo- "caballo".  En botánica tenemos por ejemplo hypogeson (Aeonium arboreum) cuyo nombre griego (ὑπόγεισον) significa "bajo el alero" (γεῖσον "alero"); frente a hippocrepis, voz cuyοs componentes griegos significan "herradura" (ἵππος "caballo", κρηπίς /kree-pís/ "zapato").

A menudo se encuentra que el final de algunas palabras latinas vacila entre -US y -OS, o entre -ON y -UM.  El hecho es que ciertas palabras (las llamadas "temáticas") que en griego terminan en -ος (/os/; si son neutras, en -ον /on/) corresponden a las latinas terminadas en -us (si son neutras, en -um): eso explica las dobles lecturas rhamnos (a la griega) y rhamnus (más latinizada) o, que los compuestos con -anthemon (a la griega) suelan aparecer con la forma -anthemum (a la latina).  No son más que variantes perfectamente admisibles (desde el punto de vista filológico: otra cosa es lo que mande la comisión de nomenclatura).

Del mismo modo las palabras de tema en -a pueden aparecer en griego acabadas en -η /-ee/ lo que explica las vacilaciones entre formas como anemona y anemone u otras similares (por cierto que las mencionadas formas llevan siempre el acento en la O, que es ómega en griego: tanto el latín anemone como el griego ἀνεμώνη lo avalan).  En ocasiones la nomenclatura botánica opta por la /e/ original, como en Agave /a-gáu-ee/ o, si se quiere, /a-gáa-vee/ (en todo caso, no esdrújula: ni el griego ἀγαυή /a-gau-eé/ ni el latín autorizan esa acentuación); lo mismo sucede con Cardamine (καρδαμίνη /kar-da-mií-nee/), que por el mismo precio podría haber sido Cardamina.  En otros géneros, en cambio, se ha elegido la /a/ connatural con la forma latina: así en Calamintha (griego καλαμίνθη /ka-la-mín-zee/) o Chondrilla (griego χονδρίλλη, aunque también encuentro χονδρίλη y χόνδρυλλα --que se transcribiría chondrylla).

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