viernes, 30 de abril de 2021

Almizcles

La lectura siempre estimulante de un artículo de Romà Rigol me incita a buscar por mi cuenta origen y parentescos al adjetivo moschatus y frecuentar una encantadora familia de palabras a la que nunca había prestado atención.  No he encontrado nada que el artículo de Romà no explique mejor, pero publicaré aquí mis resultados, a riesgo de pasar por plagiario; entretenido con otras tareas, no quiero que acabe el mes sin dejar aunque sea esta mediocre contribución.

Toda esa familia léxica gira en torno al almizcle.  A éste tuve ocasión de olfatearlo en una de estas exposiciones de olores que trajo la moda hace unos años; fui incapaz de reconocer olor alguno, no sé si por agotamiento del producto o, más probablemente, por incompetencia nasal (mi acompañante, más influenciable o con mejor nariz, dijo notar algo lejanamente dulzón).  Así que quizá es un aroma persistente, como dicen, pero no muy notorio (si bien algunas definiciones del almizcle lo describen como un "olor fuerte").  Parece ser algo exótico, en todo caso, históricamente de importación en las tierras ibéricas.

Tratando de precisar mis vagas ideas he ido a la wikipedia y encontrado más almizcles de los hubiera podido soñar, los suficientes para hacerme un bonito lío.  Yo creía que el almizcle venía de una especie de castor asiático, y encuentro ciervos, bueyes, ratas, escarabajos y hasta plantas almizcleras o almizcladas (una tal Erythranthe moschata o Mimulus moschatus).  En los animales las glándulas del almizcle tiran ora hacia las posaderas, ora hacia el culo, ora hacia los testículos, pero apuntan siempre al área emuntoria.  Parece que el almizcle tiene en biología una función de reclamo sexual, el buscando a Jack de los irracionales.

Pues bien, como en toda sustancia importada (gengibre, clavo, nardo), con el producto vino el nombre, y aquí hay acuerdo general en que la lengua de origen es el persa o "una lengua iraniana" (así dice con vaguedad un autor, quizá para no pillarse los dedos); otro etimólogo, más audaz, afirma que es una forma del pelhvi o pelví, esto es, el persa medieval o del imperio sasánida.

La forma más repetida del étimo es misk, con variantes en el vocalismo y la silbante (pero básicamente misk, mishk y musk).  La mayoría afirma que el étimo misk significaba "almizcle", aunque, según una cita de Cortelazzo, quería decir "testículo".

En Europa la forma más antigua derivada de misk o musk la encontramos en la forma griega postclásica μόσχος /mós-jos/ con la variante μύσχον /mýs-jon/ usada, al parecer, por Dioscórides (no he conseguido encontrar el paso correspondiente, si bien en 2 24 trata del testículo de castor y ahí reconozco el vago recuerdo del castor que se castraba para huir del cazador).  Ahora bien, si μόσχος o μύσχον dependen de "una lengua iraniana", supondrá alguna forma más antigua que el pelhvi, digo yo...  (Hay en griego otro μόσχος antiguo, que vale "retoño" y nada tiene que ver con el μόσχος "almizcle".)

En latín, la palabra "almizcle" es muscus, voz con la que nunca tuve trato y que dicen derivada de μόσχος.  (También hay en latín un muscus autóctono, documentado ya en Catón el viejo, que significa "musgo" y es su étimo.)  No me extraña no haber topado con muscus "almizcle", pues el primero que la usa con ese valor es el dálmata Jerónimo, a finales del siglo IV de la era.  El ilustre traductor de la Biblia al latín es uno de esos santos preocupadísimos no tanto por atajar el sexo propio como por amargárselo al prójimo, un preaviso de Bernardo de Claraval, gruñón y huraño, rodeado siempre de viudas, con preferencia adineradas.  Yo procuro leer a Jerónimo lo menos posible.

En su crítica de Joviniano (2, 8) Jerónimo nos recuerda que los pecados entran en el alma a través de los sentidos, quasi per quasdam fenestras, como por unas ventanas.  El alma cae bajo las seducciones (dice el faraute eremita) de la vista, del oído, del olfato...  Y, hablando de olfato, enumera (sin duda con gesto de asco) diversa thymiamata, et amomum, et cyphi, oenanthe, muscus et peregrini muris pellicula: ahí está, dicen, la primera aparición del almizcle en latín.  Me pregunto si esa "pielecilla de ratón extranjero" es distinto del muscus o bien lo glosa, en hendíadis (varios autores, por ejemplo Andrés Laguna en su libro primero, refieren que el almizcle se envasaba en las propias vejigas donde se producía).

De muscus deriva el adjetivo, o cuasi participio, moscatus, documentado en latín tardío (en las traducciones de Oribasio).  La forma que adopta ese adjetivo en biologia, moschatus, ¿denuncia su derivación de la forma griega, o bien una simple y caprichosa adopción de la grafía CH, como más finolis?  Tampoco esto sé, aunque el problema me preocupa bien poco, en comparación con este otro: ¿alude moschatus a un aroma específico (el del almizcle, por ejemplo) o tiene el sentido más general e impreciso de "perfumado"?  Yo sospecho lo segundo, al menos para no pocas de las manifestaciones botánicas de la palabra; pero no estoy en condiciones de asegurarlo.

Del muscus jeronimiano viene, como es natural, el musco del castellano viejo (documentado en Juan Manuel, con el significado de "almizcle"), y el adjetivo musco que la Academia define como "color pardo obscuro".  Ese adjetivo y su sinónimo amusco son relacionados por la RAE y por Corominas con el almizcle, aunque ignoro la razón (¿era el almizcle de color tostado?  También hay en Palencia un pueblo Amusco, con una hermosa sinagoga semienterrada: ¿venderían allí almizcle los hijos de Leví?).

La palabra española almizcle denuncia a tiro de piedra su origen árabe (por la conocida aglutinación del artículo al-), como le pasa a las formas portuguesas (almíscar y almiscre) y a la vieja forma catalana almesc (moderno mesc).  En castellano se documenta almizque a comienzos del siglo XV, y el primero que lo usa en su forma almizcle (con repercusión de líquida, como en portugués almiscre) es el segoviano doctor Laguna, en su traducción de Dioscórides.

Pero veamos lo que del almizcle dice en su Tesoro Sebastián de Covarrubias:  "Es un cierto licor que se cría en las bolsas de una especie de cabras montesas, que llaman moscos y a cierto tiempo del año, quando andan en celo, les da tanta fatiga que se refriegan en los árboles y en las peñas, hasta que revientan las dichas bolsillas, adonde lo dexan pegado.  Los de la tierra donde se cría van a buscarlo y recogido lo curan, y da de sí un fragantíssimo olor.  Y toma el nombre del animal que lo cría, y assí los latinos le llamaron muscus y los arábigos misch, y con su artículo almisch, y corrompido el vocablo, almizcle".  Claro como la luz del día.  La información de Covarrubias parece tomada de Laguna; he preferido citar la del lexicógrafo por su brevedad.

¿Tomaron los hablantes árabes esta voz de su original persa o "iraniano"?  Es lo más probable.

De almizcle deriva, ya en nuestra tierra, el adjetivo almizclero, que sustantivado en almizclera significa "desmán" según la RAE, y según cierto grupo de botánicos (pero no la Academia) designa al Erodium moschatum.  También se usa almizcleño y almizclado con significados parecidos.

El desmán aludido es, si no me equivoco, el llamado "desmán de los Pirineos" o Galemys pyrenaicus, una especie de musarañita a la que la Guía de los mamíferos en libertad de España y Portugal (Castells, Mayo) llama en catalán almesquera (en gallego rato amisqueiro), distinto, claro es, de ese hermoso damero ambulante que es la gineta, citado en la guía mencionada (y en A lluc de cuc) como gat mesquer o "gato almizclero".

¿Lo he soñado, o me ha parecido ver que, según la Academia, la palabra desmán procede del sueco desman que significa "almizcle"?  No, deben de ser imaginaciones mías, que llevo mucho rato oliendo almizcle.  Por su parte, la palabra Galemys no deja de tener su gracia si, como parece, significa "ratón comadreja" (γαλῆ "comadreja", μῦς "ratón").

Decía Bernard Shaw a un corresponsal:  "Lamento haberle escrito una carta tan larga: no he tenido tiempo de hacerla más corta."  Lo mismo me pasa ahora.  Continuaré en otro momento.