La averiguación sobre el lampazo me ha llevado a buscar el origen de la palabra Verbascum y su correspondiente castellana gordolobo y, aunque aquí es mi intención limitarme a los términos lineanos, voy a recoger lo acarreado sobre una y otra voz.
El engañoso vocablo castellano parece significar "lobo gordo" o algo así, pero como esto es notoriamente absurdo, se han buscado otras explicaciones. Se ha supuesto, por ejemplo, un étimo guardalobos (esta forma está entre las muchas variantes del nombre; véase el Dioscórides de Font Quer) y aducido que la planta se usó para alejar con hogueras al enemigo de las ovejas; pero ni ese étimo explica la mayoría de las variantes, ni parece verosímil, sino más bien una construcción ad hoc, esa exótica tradición de quemar gordolobos.
Visto el panorama, a mí me parece indudable que gordolobo proviene de la expresión latina (documentada) cauda lupi "cola de lobo", o de su versión vulgar coda lupo, de donde saldría un ºgodalobo corregido por etimología popular en gordolobo. Lo corrobora que la planta figure en glosas latinas con el nombre de lupicuda (por lupi cauda), y en viejo francés se la llame coue de loup, así como en occitano couo de lou, y en árabe danab as-sáb "cola de alimaña".
Leo en cierto lugar que la forma del gordolobo recuerda, en efecto, a la cola de uno de esos canidas. No estoy familiarizado con los apéndices lobunos, pero sospecho que la alusión al lobo hay que tomarla, como otros apodos de vegetales ("de burro", "de zorro" &c), por indicación del carácter bravío de la planta, y quizá de su eficacia para pescar peces, como enseguida diré.
En cuanto a la palabra latina, Verbascum (que ya usa Plinio en su Naturalis historia), su origen es de lo más oscuro, como ocurre a menudo con los nombres botánicos. El docto Meillet rechaza algunas etimologías conjeturales y absurdas (verpa "falo", verbum "palabra") y propone una hipótesis que ni siquiera merece la pena consignar aquí, pues, aunque verosímil, nada añade a nuestro conocimiento o (en este caso) desconocimiento.
De la palabra verbasco proviene embarbascar, que yo oí por vez primera mucho antes que aquella, de boca del mismo tío Vicente, el de los garrapitos, un día en que lo acompañé a regar y me contaba luego, comiendo junto al Eria, cómo de niños machacaban la raíz del gordolobo y la echaban a una poza del río: así embarbascaban el agua y los peces, "borrachos", salían a flote, presa fácil de los rapaces. Más tarde supe que los diccionarios registraban la palabra, y un día vi por la tele un reportaje sobre similar técnica de pesca en cierta tribu amazónica.
Corominas escribe embarvascar y lo asocia con la forma catalana barbasclar "emborrachar peces", y con el adjetivo o participio embarbesclat al que Raimundo Lulio en su Amic e amat da el significado de "lleno de confusión". No por casualidad hallamos en el añejo portugués embarbascado "atontado", forma documentada en Gil Vicente y alterada hoy en embasbacado; de ésta deriva sin duda el moderno basbaque "pasmado" (Figueiredo define: "individuo que se pasma de tudo; pateta, parvo").
Claro es que todas las formas mencionadas provienen de barbasco, forma popular de la voz verbasco (ya está documentado barbascum en glosarios latinos), restituida por influencia de la voz clásica. La evolución semántica de embarvascar, señala Corominas, es paralela a la de embelesar (dependiente de belesa).
Ha querido la casualidad que en una reciente excursión por el sur haya dado por primera vez con la planta de la imagen (esa es la foto que me salió mejor, juzgue la lectora cuáles serán las otras). No llevaba conmigo literatura botánica, pero creo que se trata de Plumbago europaea, a la que Font Quer llama "belesa". (Sé que debe de estar por Moncayo, pero no la he visto nunca; mira que tener que ir al Torcal a encontrar la belesa...)
De la palabra belesa poco hay que decir, pues está solitaria en castellano y sólo parece emparentada con el occitano belsa (una planta tóxica no bien identificada) y el alemán Bilsenkraut (ya Fuchs llama así al beleño negro): eso deja abierta la puerta a toda especulación: ¿palabra celta?; ¿palabra gótica?, &c. (Por lo demás, parece existir una cierta confusión entre el beleño y la belesa, más allá de la paronomasia; pero quede esto para otra ocasión.)
En cuanto a plumbago, no cabe duda de que es voz relacionada con plumbum "plomo", pues designa, además de nuestra planta, la galena y al mineral de plomo. He tratado de averiguar qué relaciona a la belesa con el plomo, pero en vano. Sólo he encontrado la afirmación (no confirmada por lo demás, aunque repetida en algunas páginas de la red, y atribuida a un tal A. Huxley) de que el nombre se justificaría por el color plomizo en las flores de algunas especies, o por la virtud de éstas contra el saturnismo. Dos explicaciones son demasiada explicación, así que sospecho que es mera hipótesis.
La relación, en cualquier caso, entre belesa y plomo se efectuó ya en época helénica, pues plumbago parece traducción de μολύβδαινα /mo-lýb-dai-na/, con los mismos significados (μόλυβδος /mó-lyb-dos/ es el nombre del plomo en griego; ahora bien, μολύβδαινα, que en Homero designa también el plomo, en su acepción botánica está documentada sólo en latín, que yo sepa, en la obra de Plinio el viejo). La palabra latina molybdaena nombra asimismo a la galena y a la belesa.
Pero lo que me ha decidido a incluir aquí a mi Plumbago europaea ha sido la voz embelesar, que, derivada de belesa, avisa del uso de la planta, similar al del gordolobo, como veneno contra los pescaditos: entre los nombres vernáculos de la belesa Font Quer registra el de matapeces. Así que, ya lo sabe usted, cuando se emboba admirando los hoyuelos de su musa, ocurre con usted, metafóricamente, lo que con los peces que borrachos de verbasco o de belesa salen indefensos, panza arriba, a ser presa de la infantil canalla. Se queda usted basbaque.
Si es que las mujeres son peligrosísimas. Auténtico veneno.