miércoles, 17 de enero de 2018

Otoño


Qué mal encajada está esta foto (he cortado los pies a la ninfa), pero no tengo otra.  Al menos se ve bien la leyenda, ΟΠΩΡΑ /opoóra/, en minúsculas ὀπώρα, que da a la moza por auténtica imagen del otoño.  Viste de bacante, con tirso y piel de fiera.  Y por más que busco, no encuentro voz botánica (ni no botánica) que contenga el nombre griego de esta estación, ni éste, ni su variante μετόπωρον /me-tó-poo-ron/, algún tanto redundante (aunque algunos traducen este último como "fin del otoño").

Aunque ὀπώρα se suele traducir por "otoño", designa más bien el final del verano, "una de las siete estaciones que distinguían los griegos" (Bailly), entre agosto y septiembre (Chantraine), cuando en Grecia maduran uvas e higos.  Nada que ver, desde luego, con el otoño astronómico (de equinoccio de otoño a solsticio de invierno), que es el único que al parecer conocen los de la tele.

En el verso homérico: "mas, llegada la buena estación y la rica otoñada" (Odisea XI 192; es la traducción de Pabón) aparece como parte del verano (θέρος, aquí vertido como "la buena estación"), precisamente su final, lo que representa el otoño en el ciclo agrícola: la recogida del fruto.

Así lo indica también el nombre germánico de esta estación, visible en el alemán Herbst, cuya raíz, según los que saben, es la misma del verbo latino carpere /cár-pe-re/ (bien conocido por la célebre expresión horaciana Carpe diem) que significa justamente "cosechar" y es a su vez pariente del griego καρπός /kar-pós/ "fruto", palabra que los botánicos conocen de sobra (carpelo, carpófago, carpóforo, pericarpo o pericarpio, &c),

[Si a usted le parece que carpo y Herbst no se parecen en nada, le recuerdo la primera ley de Grimm (sí, el de los cuentos), que señala la correspondencia entre la K- grecolatina y la H- germánica, por ejemplo en κυνός-canis-Hund-hound o en κεφαλή-caput-Haupt-head.]

La idea de "fin de estación" también se advierte en el griego moderno φθινόπωρο, o en el catalán tardor.

Asimismo al nombre latino de la estación, autumnus (étimo de nuestro otoño), le atribuyen un significado original relacionado con los frutos, pero esa etimología es muy incierta.  En todo caso, el autumnus sí que facilita muchos apellidos florales, por ejemplo en la Scilla autumnalis (por poner un ejemplo femenino), en el Leontodon autumnalis (masculino ahora) o en el Colchicum autumnale (éste neutro).  Esas plantas florecen en otoño, imagino (sólo reconozco el último).

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Hasta aquí había llegado con este artículo, que no me gusta nada; pero comiendo ayer con unos buenos amigos, ella me reñía por el tiempo sin editar en este blog: ¡oh, qué contento me puso tener una lectora, yo que pensaba que nadie abría esta página!  En honor, pues, de M.L.P. lo publico ahora, esté como esté, y aprovecho este día de san Antón (patrón de los burros y cumpleaños de mi hermanito chico) para desearle buen año, a ella y a cualquier otro lector que haya por esos mundos digitales.

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