Hace unos días improvisé sobre el término haya, y tras señalar que la palabra φηγός /fee-gós/ (correspondiente al latín fagus "haya") significa en Grecia "roble", formulé la idea de que la voz indoeuropea subyacente a ambos términos (el latino y el griego) pudiera significar "árbol maderable" en general. La idea es defendible, desde luego, sobre todo teniendo en cuenta que las designaciones precientíficas de los vegetales suelen mirar más a su utilidad para el humano que a su especificidad biológica.
Ahora bien, repaso en casa los datos de que dispongo, y encuentro generalmente aceptado que la raíz indoeuropea *bhago- designaba al haya, y que fue la carencia de hayas en Grecia (Chantraine) la que determinó el cambio de uso de la palabra (sólo en el ámbito griego, entiendo) y su colonización por el significado "roble". Los mapas de distribución del haya que encuentro en la red muestran que no falta en Grecia, aunque está ausente del Peloponeso, del Ática y, en general, de la mayoría de las costas típicamente ocupadas por las tribus helénicas; imagino que esos mapas reflejan la situación actual; de la existente hace treinta siglos nada sé.
Me han parecido oportunas estas consideraciones: sospecho que tiendo a exagerar la idea (en sí misma correcta, creo yo) de que las palabras viven su vida con relativa independencia de sus correlatos. Un claro ejemplo lo da la voz ὀξύα /o-xý-aa/ que significó "fresno", y de hecho en ὀξύα subyace la raíz indoeuropea que dio en latín ornus, en celta onna y en moderno alemán Esche; pero en Grecia pasó a ocupar el vacío dejado por φηγός y acabó por significar "haya".
Sin duda la lectriz avispada percibirá ciertas contradicciones en lo arriba argumentado; yo no insistiré en ellas, adepto al principio de no arrojar piedras sobre el propio tejado.
Dejo, pues, el nombre griego del haya, del que tengo pocas noticias, y voy al nombre latino que define en botánica el género y aun la familia toda de las fagáceas y el orden de fagales: fagus (con A larga) es, en efecto, el nombre latino de este árbol, con razón bautizado sylvatica (recuérdese que en latín los árboles tienden a ser femeninos) por su hábito de crear bosque; ese bosque se llama en latín fagetum; y el fruto, que no carece de importancia económica, fagum (en latín los frutos tienden al género neutro; en Grecia el hayuco se llamó simplemente βάλανος "bellota", y también μυροβάλανον).
En el mapa vemos que el haya se adensa conforme subimos al norte, con lo que es de creer que el pueblo celta (pueblo, y sus lenguas, los más extendidos por Europa hace dos mil años) conoció bien el haya. Y lo cierto es que fagus y φηγός tienen correspondencia en el celta bagos (siempre con A larga): todas esas voces responden al indoeuropeo *bhago-.
Y como el dialecto germánico no es más que una rama del indoeuropeo, no extraña encontrar esa misma raíz en germánico en la forma bok, sobreviviente hoy en el inglés beech y en el alemán Buche "haya". Buche recuerda a la palabra Buch "libro", y no es casualidad: son hermanas gemelas, así como en inglés book lo es de beech, pues el haya juega un papel más importante en la cultura centroeuropea que en la mediterránea. (También en la toponimia: el nombre del haya está, por ejemplo, en la antigua capital de los nervios, la moderna Bavai --del celta Bagacum--; y Buchenwald, uno de los nombres de la infamia, en realidad sólo significa "hayedo".)
Todos estos datos apoyan, sin duda, la idea de que en indoeuropeo *bhago- no designó un árbol cualquiera, sino en concreto el haya.
En Francia fagus evolucionó a faou y fou (de donde viene al parecer la voz fouet, origen a su vez del fuet catalán y, asimismo, pásmese, del nombre de la fouine, porque el animal, dicen, habita con preferencia el hayedo). Sin embargo, faou y fou se perdieron en la noche de los tiempos, sustituidas por el fráncico *haistr (el fráncico es el germánico de los francos, digamos): *haistr se documenta en latín medieval como hestrum, y de ahí hêtre, la denominación actual del haya en francés. Sin embargo, el adjetivo latino fagina continúa en el actual nombre francés del hayuco, faîne.
¿Y en el ámbito castellano, qué daría fagus? Veamos: pérdida de oclusión inicial, pérdida de sonora intervocálica, la habitual apertura de la U breve en O... así que hao y de ahí, la esperable diptongación en hau y, contraído el diptongo como suele, ho. Esto no es puramente teórico: ho está documentado como nombre del haya en fueros medievales y en el canciller Ayala. La forma moderna hobe, aún usada, al menos hace unos años, en el norte de Castilla (de Logroño a Santander; yo no la he oído), la explica Corominas como un compromiso entre ese singular ho y el plural *habos que vendría de fagos (plural).
Entonces, ¿de donde sale haya? Pues no del sustantivo fagus, sino del adjetivo correspondiente, que debió de tener las formas fageus, faginus y fagineus. No es raro que a un árbol lo designe en romance no el sustantivo latino, sino el adjetivo que calificaba a su madera, esto es, el valor del árbol para el tosco mono desnudo. Así que haya viene de la braquilogía (materia) fagea; esto se repite en el faia portugués y el faja catalán. En cambio la forma catalana faig parece continuar un neutro, quizá (lignum) fageum, lo mismo que el italiano faggio (con geminación de G corriente en toscano para el grupo -gj-, como en reggia o spiaggia).
Con todo, el castellano viejo y las hablas pirenaicas han conservado fau como nombre del haya (en Aragón también fabo, con el mismo tratamiento de la G visto arriba, y el fruto fabuco y faveta). Yo sospecho que los topónimos (y apellidos) Fau o Faus (y quizá Fabero) continúan la voz fagus; Fago, localidad pirenaica, parece un caso aún más evidente (sea como sea, muy verosímil; por lo demás, la toponimia está llena de fitónimos). En cuanto a fagetum "hayedo", es étimo de las localidades Haedo (resultado esperable de fagetum, con su variante gráfica Ahedo) y Haedillo. (Hayal y hayedo son formas secundarias, claro es, derivados tardíos de la forma hoy común, haya.)
Antes de dar de mano a esto, señalo el interesante caso del vascuence, donde el haya se llama bago y pago, muy probables préstamos del latín fagus. (Me pregunto si alguna podría venir directamente del celta.) Con el sufijo colectivo, tenemos pagoaga "hayedo", del que pagaza se da por sinónimo. Unas y otras formas son origen de no pocos apellidos y topónimos (Pagotxueta, Pagasarri, Pagobakar, Pagazaurtundua &c).
Gracias, Gil, por la preciosa respuesta al comentario anterior. Esto para tí:
ResponderEliminarPuede que en la mente se conforme el habla,
y en el habla germine el lenguaje.
Y en el doble viaje el círculo se cierre,
cuando, escrito ya el lenguaje,
fluye como si el habla fuese.