Decidido, pues, a circunscribirme a los binomios lineanos (o binómina o binómines o binómenes, que tan varias lecturas he encontrado), y con el fin de darme un aire más científico (hacer parada de sabio sin serlo), necesitaba ordenar y clasificar mi materia. Y en mi desamparo no se me ocurrió otra cosa que hablar de términos A) no descriptivos, B) descriptivos, C) honoríficos. No estoy orgulloso, pero no encontré nada mejor. ¡Qué añoranza del mundo medieval, donde todo se encasilla y numera! Cuatro elementos, siete planetas, doce meses, veinticuatro ancianos... Si los objetos tienen un número preciso, el discurso se vuelve apodíctico, incontestable.
Empiezo, pues, con los "no descriptivos". De este tipo son muchos de los nombres genéricos que la ciencia botánica hereda de la tradición clásica: Pinus, Fagus, Rosa... En general, estos nombres no son descriptivos, o al menos no nos lo parecen, en nuestro estado de conocimiento. No siempre, claro está, pues algunos de ellos sí implican cierta definición: caso de Saxifraga, cuyo nombre expresa el don de "romper piedras" (sean las que habita, o las renales). Ahora bien, a falta étimo seguro no ha faltado quien lo inventara: véase como prueba lo dicho sobre unedo (unum edendi según Plinio el Viejo), o sobre Populus, tan cándidamente confundido por los sacristanes con la voz "pueblo" latina.
Pero, aun sin étimo seguro, la historia de estas palabras suele tener interés. Tomo el caso de la voz pastinaca, ya en latín ambigua, pues (como planta) designaba a la vez una especie de zanahoria silvestre y un pez (hoy llaman pastinaca a cierta raya, por Lineo bautizada como Dasyatis pastinaca). El étimo de la voz latina pastinaca es problemático. Lo único evidente es el sufijo -aca, propio del habla popular, el mismo que hallamos en lingulaca (de lingua) o verbenaca (de verbena). ¿Acaso es pastinum (una especie de azadilla para plantar) el étimo de pastinaca? ¿Una metáfora formal justifica la aplicación del nombre al vegetal y al pescado? Es mera conjetura.
Ahora bien, la zanahoria silvestre en cuestión era, al parecer, la que hoy conocemos como chirivía, o también pastinaca, apio de campo, zanahoria blanca... Ésta recibió de Lineo el nombre clásico de Pastinaca sativa, aunque el basiónimo es, creo, Daucus visnaga, y fue asimismo llamada Apium visnaga. El nombre latino ha derivado en catalán a pastinaga, que en Cataluña designa a la zanahoria común o Daucus carota.
Ese nombre específico de visnaga tiene su interés: recuerda la voz biznaga, que en el sur de España denominó al mondadientes; yo la conocía por mi afición a Góngora, en una de cuyas letrillas más simpáticas la biznaga denuncia la triste dieta de un hidalgo pobretón:
Que se ufane don Pelón
de haber comido un capón,
bien puede ser;
mas que la biznaga honrada
no diga que fue ensalada,
no puede ser.
Pues bien, resulta que esa voz, biznaga o bisnaga, es el resultado de pastinaca en el llamado romance mozárabe de la península, donde la P- inicial se hace sonora y la palabra queda registrada en varias formas, entre ellas bastinaq, bistinaqa, bisnaqa. ¿Y qué tiene que ver la zanahoria con la biznaga? La respuesta la encontré en el zoco de Marraquech, donde hallé a la venta cabezuelas secas de cierta umbelífera: cada radio de la umbela era un práctico escarbadientes (así los llaman en Argentina, al menos los Luthiers) y como tales se vendían.
Luego supe que la umbelífera del zoco marroquí era conocida en botánica como Ammi visnaga. ¡Prodigioso! Así que resulta que la voz latina pastinaca ha parido un doblete, y dado lugar a dos fitónimos distintos, el genérico Pastinaca, y el específico visnaga que define una especie de Ammi. Para más certidumbre, encuentro que el Ammi visnaga recibe en Portugal, entre otros, el nombre de paliteira, y en Cataluña el de escuradents. (Por cierto que es otro el significado de biznaga en la Málaga de hoy, y ahora nombra famosamente un premio cinematográfico.)
Así pues, visnaga ejemplifica el hecho de que no sólo el latín o el griego, sino las mismas lenguas vivas han aportado su léxico al caudal botánico; yo diría que un ejemplo de ello es también Merendera, que creo tomada del castellano (pues en latín habría sido más bien merendaria), y algo parecido hemos visto con eskia, que Luis Ramond adoptó de una lengua pirenaica, o con el azedarach, voz persa que especifica a la Melia, y, en fin, con tantas plantas tomadas de varios rincones del mundo, para cuyo ejemplo me limitaré a mencionar la Nicotiana tabacum, donde el genérico inmortaliza a un filólogo y diplomático francés, pero el específico (tabacum) está tomado de algún vocablo americano, no hay acuerdo sobre cuál, de qué lengua, o con qué significado, pero sí que está tomado de un nombre vernáculo del Nuevo Mundo.
Habiendo mencionado fitónimos tomados del latín y de otras lenguas, debería aportar ejemplos tomados del griego, lengua que es quizá la más fértil en la fitonomástica: acabamos de mencionar μελία o μελίη /me-lí-aa o me-lí-ee/ (que significaba "fresno" y se aplicó al árbol nacional persa); y podríamos aducir mil más. Mas para que no se crea que todo lo griego tiene dos mil años, quiero aludir a la Euphrasia: nadie dudará de que εὐφρασία es griego (significa "alegría"), pero este fitónimo está documentado, si no me equivoco, sólo desde el siglo XVII.
Lo malo con el griego es que algunos lo tienen tan remoto que parece darles igual lo que signifique o cómo se transcriba: acabo de encontrarme con una culebra americana a la que han bautizado Agkistrodon, horrible vocablo que prueba que el buen zoólogo que la describió ni sabía ni tuvo la fortuna de encontrar quien alcanzara unas nociones elementales de griego.
[Ya sabía yo que la tenía por algún lado: añado la foto marroquí de las que creo ser biznagas, o cabezuelas secas de Ammi visnaga. El pie (no el pie de foto, sino el pie humano que en ella aparece) es de mi amiga Isabel B.B., la fotógrafa, que no me ha dado permiso para reproducirla pero me lo va a dar.]
Creo haber leído, probablemente en el Diocórides de Font Quer, que los pedúnculos del Ammi visnaga, además de ser muy apreciados como mondadientes y todavía los son en Marruecos, se utilizaban para, sin separar en la infrutescencia, insertar distintos tipos de flor y formar así un "bouquet". Quizás de este uso viene la biznaga de Málaga que ya olvida la estructura del ramo y se centra en los jazmines que lo componen. O quizás no, pero puestos a opinar... Por cierto, que veo en el internet que hay tabernas, restaurantes e incluso plazas que se denominan biznaga. Y otro por cierto: esta planta que debió ser abundantísima en nuestra patria hasta hace algunas décadas, está en franco retroceso, así que busquen otra forma de componer ramos.
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