martes, 2 de septiembre de 2025

Los pelillos del pubis

Hay en latín dos pubes, ambas idénticas, de vocales largas.  La primera de ellas (pubes pubis) designa los pelillos que, con la edad y la revolución hormonal, nacen en el bajo vientre; y también, por metonimia, se llama pubes a la región misma que a su tiempo cubren esos pelillos, esto es, lo que el castellano llama pubis.  Nadie dudará de que tales pelillos representan un acontecimiento para el individuo; quizá no se advierta tanto su trascendencia política.

El moderno cromañón, olvidado de su pasado, no repara, en general, en las dificultades del calendario: en qué moderna cocina no cuelga el de propaganda bancaria o regalado por el mecánico de quien somos clientes o víctimas.  Pero hace un par de milenios lo normal era no saber ni en qué día habías nacido ni qué exacta edad tenías.  He aquí por qué los pelillos del pubis adquieren importancia social: la pubertad anuncia, canta, visiblemente proclama el comienzo de la vida adulta.

Pues la otra pubes (pubes púberis o, por extensión del rotacismo, puber púberis), cuya relación con la primera es indudable, designa precisamente esa edad crítica en la que el niño o la niña empiezan a dejar de serlo y comienzan su andadura como ciudadanos: la pubertad.  Pubes, dice el glosista, puer qui iam generare potest "pubes es el niño que ya puede engendrar" (y especifica la edad: is incipit ab annis xiv, femina viripotens a xii "comienza a los 14 años; la mujer recibe varón a los 12").

Pero no nos engañe ese puer del glosista: pubes puede traducirse por "adolescente", pero más aún por "adulto", y en Plauto (Pseudolus 125s) es prácticamente sinónimo de populus (no por casualidad ambas voces abren y cierran el verso):

                            Nunc ne quis dictum sibi neget, dico omnibus,
                            pube praesenti in contione; omni poplo,
                            omnibus amicis notisque edico meis...

"Ahora, para que nadie se haga de nuevas, a todos lo digo, ante la gente reunida en asamblea: a todo el pueblo, a todos mis amigos y conocidos lo proclamo..."

Así, pues, el fenómeno fisiológico que une pubis, púber, puberal, pubertad, se transforma en publicus.  Es bastante dudoso que populus (un probable préstamo toscano) contenga la raíz de pubes; pero hay pocas dudas de que el adjetivo publicus, evidentemente ligado a populus, haya sufrido, como mínimo, en su forma clásica, la influencia de pubes.

El verbo pubescere /pu-bés-ke-re/ describe ese fenómeno: echar vello, cubrirse de vellosidad, de pilosidad, de tomento.  La astuta lectriz, el avisado lector ya habrá pillado su alcance botánico.  Aunque en su sentido primario alude a la fisiología humana, ya en sus Tristes lo había aplicado Ovidio al mundo vegetal: prata pubescunt flore "los prados se cubren de flor".

Encuentro muchos géneros especificados con el adjetivo pubescens (participio activo del verbo citado, en nominativo indiferente al género).  Enumero unos pocos al azar: en femenino encuentro Avenula pubescens, Betula pubescens, Quercus pubescens; en masculino no aparece nada en mis papeles; en neutro, Delphinium pubescens y Haplophyllum pubescens.

Y ya que ha salido la palabra tomento, vemos en ella un cultismo botánico, tomado del latín tomentum, de idéntico significado (si fuera vulgarismo diríamos *tomiento, con diptongación de la E tónica breve): los que saben de esto afirman que en tomentum subyace *tond-mentum, esto es, "lo que uno se afeita", del verbo tondere "depilar" o "afeitar".  Así que tomento es pariente de intonso, tijeras, toisón y demás consanguíneos de la clerical tonsura.

Afeitables o tomentosos encuentro bastantes vegetales: citaré sólo, como ejemplo femenino, la Achillea tomentosa; masculino, el Anacyclus tomentosus; neutro, el Arctium tomentosum.  Gracioso, el último nombre: "osito peludo", traduciría yo.

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