Reflexiones en torno al latín como lengua de la botánica. Rem herbariam non perficiunt nomina, sed observationes, et descriptiones accuratae (Pietro Bubani).
viernes, 21 de septiembre de 2018
Berberomeloe majalis
Ahora que mi condición voltaria me lleva a los insectos he anchado no poco el campo a mi ignorancia, y me entretengo en sonsacar significado al nombre de algunos de esos bichillos. Hace poco he aprendido el de ése de la fotografía, en mi pueblo llamado aceitera (por el líquido aceitoso --su propia sangre-- que emite al ser molestada) y he conocido su prodigiosa biografía (gracias sobre todo a la red, porque en mi manual de sabandijas ni siquiera aparecía). Del Berberomeloe majalis aún no sé bien qué quiere decir Berberomeloe (Meloe es el nombre de familia, desde luego; y el comienzo ¿tiene algo que ver con el agracejo?; de momento lo ignoro), pero me ha llamado la atención el adjetivo majalis, que comparte con el nombre del muguet o Convallaria majalis.
Antes de seguir, contaré brevemente (para cierta lectora a quien sé que le interesan menos mis gramatiquerías que los animales en general) que el de la foto es parásito de las abejas solitarias, abejas que horadan nidos en el suelo y los rellenan de miel para alimento de su cría; pues bien, las larvas de este raro escarabajo, apenas nacen, buscan activísimamente estos nidos (y son capaces de aguantar meses sin alimento) para comerse el huevo de la abeja, primero, y luego el depósito de miel, único modo de llegar ellas al estado adulto. Como dependen tanto del azar, estos escarabajos han de multiplicar su puesta para compensar las inmensas probabilidades de morir que en su empresa tienen las larvas: hasta cuatro mil huevos he leído que puede poner una Berberomeloe: se comprende el tamaño de su vientre. Las larvas de otro parásito similar a esta aceitera trepan a las flores, para así acceder a las abejas que son su víctimas, cuando éstas llegan a libar. Y el colmo: las larvas del Meloe franciscanus (especie, creo recordar, californiana) no sólo se suben a los tallos, sino que allí se amontonan en figura de hembra abeja, emitiendo feromonas sexuales para atraer al zángano que es su objetivo. Encuentro todo esto fascinante. Pero vuelvo a mis palabrejas.
La causa de mi sorpresa es que la voz majalis. en latín clásico, designa específicamente al cerdo castrado (todavía en Italia llaman al puerco maiale), y no veo qué tienen que ver con el cerdo la aceitera o el muguete.
Meillet cita la opinión de Isidoro de Sevilla, quien sugiere que majalis viene de majus "el mes de mayo", porque se criaba el cerdo para ofrecerlo a la diosa Maya en su mes: eso parece una etimología popular, y Meillet la da por incierta, pese a que Macrobio confirma esa ceremonia gorrina que noticia el obispo hispanogodo: pero como ambos hablan de etimología, tanto el obispo como el autor de las Saturnales (uno y otro autores tardíos), resulta todo muy sospechoso.
Etimología popular es aquella que se apoya sólo en el sonido del término y su parecido con otros, sin considerar la historia de la palabra (que un etimólogo serio tiene que tener muy en cuenta), y a menudo forzando los significados. Todos los hablantes somos etimólogos aficionados, aun sin percatarnos de ello. Por poner un ejemplo reciente, esta mañana oí a un periodista hablar de "la crisis, que se agudiza y es cada vez más latente". Periodistas hay que no abren el diccionario ni a tiros. El de esta mañana habría comprobado fácilmente que latente significa "escondido", "oculto" (justo lo contrario de lo que quería expresar), pero, claro, el hombre había oído "latente", le sonó a latir, y entendió que significaba "latiente" o "palpitante". Le sonó a latir: el "me suena a", que todos frecuentamos, eso es la etimología popular. (Lo cierto es que es una de las fuentes importantes de evolución de la lengua, ya que en general los hablantes ni abrimos diccionarios ni hacemos maldito caso de las sesudas noticias que prodigamos dómines y gramáticos.)
En total, he llegado a la conclusión de que majalis se emplea en botánica y zoología con el significado que suponía Isidoro: "del mes de mayo". No lo veo claro para el insecto, pero sí para el muguete, que en Francia se regala en las calendas mayas, o sea el 1 de mayo. (Un amigo francés, votante de Macron, sostiene que es un regalo romántico a la pareja; otro amigo, proclive más bien a destruir el sistema capitalista, dice que el muguet conmemora las luchas obreras. Al menos están de acuerdo en la fecha.)
Tengo que aclarar que el adjetivo majalis "de mayo" es algo absurdo desde el punto de vista clásico, pues los meses se nombran precisamente con adjetivos: y así como el 1 de mayo se llama calendas mayas (Kalendae majae), se podría decir, por ejemplo, "las tardes abriles son muy buenas para pasear", o "no soporto los calores agostos". Así que la convalaria se podía llamar Convallaria maja, y el bicho Berberomeloe majus. Sospecho que la biología ha dado nuevo significado a majalis por etimología popular, esto es, fiada en Macrobio e Isidoro. Claro que quizá éstos tengan toda la razón.
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Releo el artículo y corrijo "cuatro mil huevos" donde decía "cuarenta mil huevos"; qué barbaridades se le escapan a uno. Pido disculpas.
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