lunes, 6 de julio de 2020

Rojo III



La púrpura fue el más eficaz rojo textil de la Antigüedad, pero poco permanente, al fin y al cabo, como cualquier color de origen orgánico: las telas teñidas de púrpura perdían el color con el tiempo, y había que subírselo con un tratamiento de orines que explica por qué los tintoreros antiguos sufragaban mingitorios públicos en sus cercanías.  Pues bien, el tinte púrpura se obtenía de la cañaílla o Murex (el múrice tirio, que decía Quevedo, muerto de risa, en La aguja de navegar cultos) y hacían falta muchos miles de cañaíllas para teñir un triste pañuelo: así que la púrpura era carísima, y su importante industria fue por mucho tiempo monopolio fenicio.

De hecho, "fenicio" en griego se dice Φοῖνιξ /phói-nix/, por la sencilla razón de que φοῖνιξ significa originariamente "rojo" (los etimólogos serios no aseguran que ésa sea la razón, pero no soy uno de ellos): sin duda los griegos bautizaron a los fenicios pensando en su más característica mercancía.  Ya en Homero un alazán era calificado de φοῖνιξ, y el antropónimo Φοῖνιξ "Fénix" (que disfrutaron importantes personajes de la mitología, y hasta un caballo y un chucho) puede ser traducido por "pelirrojo", como Royo o Lerroux.

Si se me permite una digresión, φοῖνιξ se transcribe al latín phoenix, pero esto era en época clásica; la palabra había entrado en latín mucho antes, en épocas más bárbaras, y los romanos, hablando con descuido, la habían convertido en punicus: eso explica que los historiadores del Lacio llamaran púnicas a las guerras con los cartagineses (Cartago era colonia fenicia).  Así que ahí tenemos un doblete en latín: punicus y phoenix.

Pues bien, he buscado de varias maneras, y no he sacado en claro más que un par de nombres botánicos que contengan phoenix "rojo": la gramínea Brachypodium phoenicoides (supongo, si hay un phoenicoides, que habrá otro phoeniceum), y el Juniperus phoenicea o sabina mora (que phoenicea alude al tono rojizo lo apoya el adjetivo castellano: "mora").  En zoología también encuentro formas derivadas de φοῖνιξ: por ejemplo el flamenco, animal de llamativo tinte rojizo, o Phoenicopteryx (llamado φοινικοπτέρυξ ya en la Antigüedad; πτέρυξ /pté-ryx/ "ala"), y su familia de Phoenicopteridae; y el colirrojo o φοινίκουρος (οὐρά /uu-raá/ "cola"), en ciencia Phoenicurus phoenicurus.

Si partimos de punicus (la variante vulgar de phoenix), en botánica tenemos la Punica granatum o granado, cuyo fruto ya la Antigüedad llamó malum punicum (según unos por su origen cartaginés, según otros por el subido color de su grana), que igual podríamos traducir "manzana roja" que "manzana fenicia" o "cartaginesa": yo me inclino a lo primero, por la belleza de tono de los granos, que ya en el Cantar de los cantares se emplean como término de comparación de la belleza femenina: sicut fragmen mali punici, ita genae tuae "como pedazo de granada, así tus mejillas": en el ideal lírico, la belleza de una moza oscila desde antiguo entre el blanco (la Luz) y el rojo (el Color): purpúreas rosas sobre Galatea la Alba entre lilios cándidos deshoja.

Aparte del granado (y de toda su familia de Punicaceae o punicáceas) he dado con un Hippeastrum puniceum, y poco más.

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