Reflexiones en torno al latín como lengua de la botánica. Rem herbariam non perficiunt nomina, sed observationes, et descriptiones accuratae (Pietro Bubani).
domingo, 4 de agosto de 2019
Flores del Puigmal
Después de un tiempo en que, lo confieso, tenía a las hierbas abandonadas, no hay como un encuentro con los amigos botánicos para recuperar el entusiasmo. Con esta tribu estupenda y sabia subimos al Puigmal en un día hermosísimo que deparó toda suerte de bellezas, desde ranitas y potrillos en los prados hasta los colores, ora ferruginosos ora nacarados, de los esquistos próximos a la cumbre.
Y las plantas, claro. Eran para mí casi todas novedad, y apunté sus nombres, con esperanza de aprender alguno. Ahora, de vuelta en casa, fatigo diccionarios con entusiasmo delegado, en la alegre inercia de un par de días deliciosos.
Una de la estrellas de la jornada fue, si no me equivoco, la Xatardia scabra (por ignorancia, yo había anotado Satardia), una umbelífera que prospera entre el pedregullo de la cuesta, de bien dibujadas hojas y grueso tallo, a menudo pastado por las bestias: el sabor de la hoja me recordó al hinojo. Parece que crece sólo en esta zona del Pirineo, y más aún en suelo calcáreo. En francés lo llaman persil d'isard y en catalán julivert d'isard, porque lo comen los sarrios, imagino.
De los artículos publicados en la red deduzco que hay cierta polémica sobre la pronunciación de la X inicial: quién decreta una X catalana (en lo que les apoya la etimología, claro está), quién una especie de CH francesa. Yo seguiré mi costumbre y procuraré pronunciar /ks/ que es el uso latino con esa letra (y con la ξ griega).
No cuesta mucho averiguar que el nombre del género es un neologismo que honra a Bartomeu Xatart Boix (1774-1846), boticario y natural de Prats de Molló (el pueblo desde donde Maciá quiso invadir España en noviembre de 1926: eran los tiempos de la dictadura de Primo, y la gendarmería francesa nos salvó; en Vilanova han alzado a su ilustre hijo un monumento feísimo, para mi gusto). También Xatart tuvo interés en la cosa pública, pues fue alcalde de Prats en tiempos de Pepe Botella (1808-1814), y más tarde miembro del consejo regional.
A la Xatardia (género monoespecífico) Lapeyrouse la bautizó Selinum scabrum (el basónimo); Petit luego Angelica scabra, y por último Gay la dedicó a Petit con el nombre de Petitia scabra; el término que honra al farmacéutico Xatart es de Meissner, 1838. En opinión de Saenz de Rivas se debió llamar Xatartia y no Xatardia. (Más tarde, Bubani usó el nombre de Xatardia pyrenaica.)
En lo que la mayoría coincide es en lo de scabra, femenino del adjetivo scaber: en mis apuntes botánicos sólo encuentro la forma scabra, y el neutro scabrum en el Selinum citado y en un trébol (el masculino sí lo veo en una cochinilla y en cierto pez rata). Scaber (pronunciado scá-ber: los mesetarios tendemos a meter una sílaba de más y decir es-cá-ber) significa en latín clásico "áspero", "rugoso", y también "sucio", con diversos matices, incluidos los figurados. La raíz es la misma del verbo scabo "rascar", "raspar", y de los sustantivos scobis "eccema" (nada que ver con el español escoba), y scabies que vale "suciedad" y también "sarna". (Parece ser que las plantas llamadas scabiosae tuvieron virtud para curar la sarna.) También es de la familia el adjetivo scabrosus que alude al terreno áspero y desigual, pero también tiene, desde Prudencio al menos, un sentido moral que aún hoy es corriente.
En la Xatardia el apelativo específico le viene al parecer de las escamas, resto de las vainas, que hacen áspero el tacto de las hojas basales, y de los radios de la umbela que son escábridos (adjetivo de igual origen que scabies y que significa, según el diccionario de Font Quer, "algo ásperos y rugosos").
Era mi intención referirme a la Achillea ptarmica, cuya foto he incluido arriba; pero me he alargado demasiado con la Xatardia y dejo para otro rato a la flor de Aquiles.
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