Problema frecuente al enunciar los binomios lineanos es el del acento. Conviene advertir que éste es un problema peliagudo en general, y en particular en castellano: los hispanohablantes acentuamos mal (de acuerdo con ciertos criterios, claro) una buena porción de voces. Por fortuna, aquí no se trata del acento castellano, sino del acento en latín, y el acento en latín, ¡oh, feliz noticia!, es la cosa más fácil y tonta del mundo.
En latín todo el secreto del acento está en la sílaba penúltima. ¿Que la sílaba penúltima es larga? La palabra es llana. ¿Que la sílaba penúltima es breve? La palabra es esdrújula.
"Vaya noticia!", me dirá usted; "¿y cómo sé yo qué sílaba es larga o corta, si me acabo de enterar de que las hay largas y cortas?" No, amigo, cortas no: breves. Tiene usted razón, eso lo sabrán los latinistas. Pero podemos empezar por un caso fácil. Comencemos por los amigos y las hojas.
"Amigo" se dice en griego φίλος /fílos/. De ahí el φιλόσοφος (/filósofos/, "amigo de saber") y el φιλάνθρωπος (/filánzroopos/, "amigo del hombre") y el φιλόλογος (/filólogos/, "amigo de las palabras"). Ahora bien, φίλος tiene dos sílabas: fi- y -los. La primera es breve (porque se lo digo yo: esa iota es breve). Eso significa que, si el elemento φιλο-, en vez de al principio, está al final de la palabra, la sílaba -fi- (breve) es la penúltima. ¿Y qué pasa en latín si la sílaba penúltima es breve?
Ahora ya sabe usted por qué Gypsophila se debe acentuar /guipsófila/: porque es una planta "amiga del yeso": γύψος /guípsos/ "yeso" es el primer elemento; y φίλη /fílee/ "amiga" es el segundo. Y como la iota de φίλος es breve, siempre serán esdrújulos, en buena pronunciación latina, los Teófilos (θεός /zeós/ "dios"), los pedófilos (παιδός /paidós/ "niño") y los pánfilos (πᾶν /páan/ "todo"). Y las gipsófilas.
Dejemos las hojas para otro día.
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