El botánico busca la constancia de la cosa (el género, la especie, la variedad); los demás nos conformamos con la constancia de las palabras, que jibarizan el mundo para que quepa en nuestras cabecitas. Nadie duda de que lirio es lis y es lys y es lliri y es lilium y es λείριον. Pero ¿qué entes se designan con esas diversas palabras, que son a un tiempo la misma?
Para no fiarme de mi oído, consulto una pequeña enciclopedia de jardinería, y encuentro que la voz "lirio", sin adjetivos, designa sucesivamente iris, jacintos, tulipanes y azucenas. Con determinaciones, la gama se amplía, pues el lirio del valle es el muguete, el lirio de agua la cala (Zantedeschia aethiopica), etcétera.
La cosa se complica entrando en la heráldica; pensaba yo, iluso, que la flor de lis (en francés escriben lis o lys indistintamente) era flor de veras, pero ya veo que es de fantasía: ahora es esta flor, ahora aquella, por veces una agrupación de tres. No pidamos realismo al blasón: la flor de lis francesa es dorada; la florentina, en cambio, más colorida, es ya roja, ya amarilla, ya azul.
Ya en griego λείριον /léirion/ es palabra ambigua: valía por el Lilium candidum (en Teofrasto, por ejemplo) pero también por "narciso" (no sé cuál: ¡y en el mismo Teofrasto!). Dice Chantraine que la palabra es préstamo de alguna lengua oriental, y Meillet lo confirma por lo que hace al latín lilium, idioma donde la palabra tiende a reducir su campo al significado de "azucena". Así en Virgilio (Eneida 6 707 y ss) ya tenemos la juntura lineana:
Ac veluti in pratis ubi apes aestate serena
floribus insidunt variis et candida circum
lilia funduntur...
"Y como las abejas, cuando en los prados, los claros días de verano, se posan en las flores y se derraman sobre los blancos lirios..."
Los poetas, aunque apegados a las palabras más que el resto de los mortales, son gente seria: a cada rasgo, como decía Quevedo, le asignan su verdura: a los labios la fresa, a las mejillas la rosa... Con loable perseverancia, un lirio será una azucena para el poeta, y símbolo de la blancura ideal en las tiernas carnes de su ninfa. Así canta Salicio con arrobo petrarquista:
por ti la verde hierba, el fresco viento,
el blanco lirio y colorada rosa
y dulce primavera deseaba.
Góngora echa mano del mismo vegetal para describir a su Galatea ("Lechosa"), pero hablando medio latín, como le gusta al canónigo cordobés:
Purpúreas rosas sobre Galatea
la Alba entre lilios cándidos deshoja:
duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada o nieve roja.
Ay, Galatea, lo que te has perdido. Polifemo era feo, sí. Pero ¡qué voz tan dulce!
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